De las situaciones de crisis hay que salir reforzado. Esta máxima es extrapolable al sector inmobiliario, y estoy seguro de que, cuando pase esta pesadilla, algo habremos aprendido y saldremos reforzados. La respuesta de este sector es muy variopinta y no será la misma en el ámbito residencial que en el retail o en el de las fincas rústicas.

En este caso, nos centramos en estas últimas, cuya demanda parece repuntar en estos tiempos de distanciamiento social.

Las fincas rústicas son un valor seguro

Invertir en el campo es, desde siempre, un valor seguro. Nos da satisfacciones económicas, sociales y de ocio. En la anterior crisis se vio que la respuesta del mercado de fincas rústicas fue diferente a la del resto de ámbitos inmobiliarios. Sufrieron la crisis, pero en menor medida, ya que el incremento del precio de los años anteriores no fue tan disparado; y como la subida de precios fue menor, la caída de precios también fue menor.

Hasta ahora, el mercado se comportaba de forma lineal. Se vendían fincas de todo tipo, ganaderas, agrícolas, cinegéticas y de ocio; no al ritmo que se hacia antes de la crisis del 2008, pero el mercado era dinámico. Ahora nos encontramos en un escenario distinto motivado por la irrupción del Covid 19.

Ante una nueva situación como la que ha provocado la pandemia de Covid-19, ¿cuál será la respuesta? Pensamos que continuará la demanda de fincas productivas; es decir, aquellas que son en sí mismas como una industria.

También la demanda de aquellas fincas con alguna explotación reducida combinada con alguna otra actividad, también las cinegéticas y por supuesto repuntarán y con fuerza las fincas destinadas al ocio.

El motivo es que esta tipología de fincas son más manejables, cuya extensión es más reducida y van acompañadas de todo tipo de instalaciones destinadas al recreo, al esparcimiento de sus propietarios y de su entorno. Y por supuesto, cuentan con una o varias viviendas con todas las comodidades que nos podemos encontrar en cualquier zona residencial, piscina, pádel…

Medición en hectáreas

Pero lo más importante y lo que las diferencia es la extensión del campo: este no se mide en metros cuadrados (m2), sino en Hectáreas (Has.), lo cual nos da una privacidad/seguridad importante.

Gran parte de los propietarios que han confiado en el departamento de Fincas Rústicas Gilmar han pasado el confinamiento en sus fincas. Sobra decir lo que supone estar en una finca de varias hectáreas, y al mismo tiempo disfrutar de la caza, de la pesca, de pasear… incluso de la huerta, montar a caballo, etc. Es una forma muy distinta de pasar un confinamiento.

Esto no está al alcance de cualquiera; la adquisición no es barata, pero si se mantiene con una buena gestión, puede reducir el costo de este mantenimiento. Estoy convencido de que, partir de esta situación de pandemia de Covid-19, quien se esté planteando la compra de una segunda residencia se detendrá en una opción que igual antes no había contemplado: la compra de una finca rústica. Por lo que si uno es propietario, pero quiere venderla, encontrará compradores si quiere vender una finca rústica.

Si lo pensamos detenidamente, no tiene por qué tratarse de una segunda residencia. El departamento de fincas rústicas Gilmar dispone de propiedades muy cercanas a grandes ciudades como Madrid, Sevilla, Córdoba o Cáceres, entre otras, que bien pueden ser la vivienda principal y su primera residencia.

Este tipo de fincas rústicas van a repuntar en el mercado con una importante demanda de las mismas, porque -lamentablemente- parece que han aumentado las posibilidades de que tengamos que repetir situaciones como las que estamos viviendo ¿Qué mejor que pasar el confinamiento el campo?

Juan Fraile

Director. Fincas rústicas Gilmar